«De J.K. Rowling, la autora de la saga literaria que permitió que las librerías Borders siguieran abiertas unos pocos años más, viene la adaptación cinematográfica para la gente que es demasiado vaga como para leer».
Honest Trailers: Harry Potter.
Mira que yo cuando oigo hablar de que van a hacer una adaptación cinematográfica de un libro u otra cosa que me guste me lo suelo tomar entre la indiferencia y a bien. Yo no soy de los que se rasgan las vestimentas por ello ni me paseo por medio internet comentando lo «mierda que será», ni que el estudio de turno «se está ganando el odio de los fans antes de haber empezado a rodar». Ni siquiera auguro que «esta película será un fracaso». Por no hacer, no miro ni lo de los actores para tirarme de los pelos como si fuera una plañidera poniéndolos a parir sin ton ni son*TOS*BENAFFLECK*TOS*BATMAN. Perdón, tenía tos. Quería decir que como lo de Ben Affleck haciendo de Batman.
Honest Trailers: Harry Potter.
Mira que yo cuando oigo hablar de que van a hacer una adaptación cinematográfica de un libro u otra cosa que me guste me lo suelo tomar entre la indiferencia y a bien. Yo no soy de los que se rasgan las vestimentas por ello ni me paseo por medio internet comentando lo «mierda que será», ni que el estudio de turno «se está ganando el odio de los fans antes de haber empezado a rodar». Ni siquiera auguro que «esta película será un fracaso». Por no hacer, no miro ni lo de los actores para tirarme de los pelos como si fuera una plañidera poniéndolos a parir sin ton ni son*TOS*BENAFFLECK*TOS*BATMAN. Perdón, tenía tos. Quería decir que como lo de Ben Affleck haciendo de Batman.
Yo no hago eso. No siempre, al menos, ya
que hay MIERDAS como La Legopelícula
que huelen desde aquí, pues lo mío es esperar a que esa película acabe
saliendo online en una buena calidad y luego hablar de ello con conocimiento de
causa. ¿Por qué? Porque hablar mal de una película antes de que se estrene es
tontería, como mucho una perogrullada, pero hablar mal de ella con conocimiento
de causa es una crítica y lo que da fuerza a los argumentos de uno. ¡Es ciencia,señores!
Y luego está Ángeles y Demonios, una película tan mala, tan ridícula y tan
ESTÚPIDA que hacen que me replantee mi postura y sea el primero que amenace con
rajarse las venas cada vez que oiga hablar de las palabras «adaptación
cinematográfica».
Basada (y por «basada» entiéndase que
cogieron el concepto original e hicieron lo que le salió de la punta del
cipote) en la novela homónima de Dan Brown, Ángeles y Demonios es una película que bien se puede
resumir en una palabra: aburrida.
Es aburrida porque es sosa y es sosa porque
carece del ritmo frenético que Dan Brown le imprimió a su obra amén de tener
unos personajes que parecen más sacados de un fanfic de cualquier libro basura de Laura Gallego en vez de
los libros del escritor estadounidense. El núcleo del concepto, la idea básica
de cada situación del original es en lo que se basaron para perpetrar semejante
«adaptación» pero salvo los lugares a los que van y los nombres de los
personajes, pocas películas basadas en un libro pueden estar más erradas. De
nuevo, es otra de esas situaciones en las que parece que, o nadie del equipo se
leyó la novela, o es que quienes hicieron la peliculita de marras carecen de
todo tipo de comprensión lectora.
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Tom Hanks buscando una forma de escapar de esta película. |
El argumento (ah, por cierto, spoilers, DUH)
se resume en que el papa la ha diñado y los cuatro cardenales preferidos para
que se sienten en el trono del carcamal han sido secuestrados dejando tras de
sí una nota que culpa a los putos negros Iluminati diciendo que se los
cargarán uno a uno. ¿Qué hace El Vaticano? Pues se bajan los pantalones ante el
tío más perfecto, guapo, listo y maravilloso del mundo entero y parte del
extranjero: Tom Hanks Robert Langdom. Oh, y creedme, las palabras se
quedan cortas para describir lo GENIAL que es Robert Langdom aquí, pero ya
hablaremos de eso más tarde.
El caso es que Langdom, dechado de virtudes
donde los haya, decide ayudar a los colegas católicos, apostólicos y romanos a
pesar de que su última aventurilla en El
Código Da Vinci le pusiera en el punto de mira de la Iglesia. Entonces es
cuando alguien con más de una neurona funcional se pregunta «oye, y si es así,
¿por qué no contrata la Iglesia a algún otro experto en simbología histórica
habiendo tantos en el mundo». «¡PERO IMBÉCIL!», exclamo yo golpeándole en los
hocicos con el periódico de la mañana, «¿no ves que así no podemos apreciar la
presencia, qué digo, tener EL HONOR de ver al mismísimo Robert Langdom haciendo
cosas?». Y la película transcurre así,
amigos, con Robert Langdom yendo de acá para allá (siempre acompañado con el
bombón de irritante acento cerrado y estereotípico de turno que está para
únicamente llenar al cupo de mujeres por escenas de una película) por todo El
Vaticano siendo perfecto pero al mismo tiempo llegando tarde a casi todos los
asesinatos.
Y bueno, el cardenal #1 palma, el cardenal
#2 fenece, el cardenal #3 estira la pata y el cardenal #4 sobrevive… Algo es
algo. ¿QUÉ? ¿ESO DESDE CUÁNDO? EN LOS LIBROS LOS CUATRO MUEREN. ¿POR QUÉ IBA
A SOBREVIVIR ÉSTE? Pero los malvados Illuminati no descansan y por ello
habían robado un contenedor de antimateria para destruir El Vaticano entero.
Con la prisa en los talones, Langdom descubre
que el matacuras hábil asesino al que están persiguiendo se esconde en
el Castel Sant’Angelo y deciden confrontarle… dejándole escapar. Pero no pasa
nada porque el tío se mete en un coche bomba y muere. Hurra y eso. Supongo. No
sé. Esperaba más.
Gracias a las ágiles habilidades de
deducción de San Langdom, se descubre dónde está la bomba, pero no hay tiempo
de deshacerse de ella, así que el camarlengo (cuyo papel en lo que lleva de
película es permanecer al fondo sin hacer nada mirando con ojitos de cordero degollado
al resto de personajes) coge el dispositivo, se monta en un helicóptero, lo
alza por los aires y deja que el aparato explote en el cielo mientras él cae
heroicamente en un paracaídas salvando así a cientos de personas.
Sin embargo, como todavía queda mucho metraje,
es hora de hacer que ese token femenino que tenemos para que no nos denuncien por machistas se luzca por primera vez en
la película y descubra gracias a una serie de casualidades que el
camarlengo es no sólo el asesino del
papa sino el que en realidad estaba detrás de todo el tinglado.
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Que el camarlengo QUÉ |
El fulano se suicida, eligen papa al
cardenal que salvaron, se acaba la peli y yo me cabreo mucho.
Aunque parezca que me he comido todo el nudo
de la película, en realidad ocurre todo lo contrario: en el nudo no ocurre nada salvo Langdom siendo más listo que los demás trazando las rutas
que seguir para fracasar miserablemente en salvarle la vida a los
cardenales. La rica trama del libro original con su ágil estilo y sus
personajes HUMANOS (o sea, todo lo que no sea «Langdom se luce y todos los
demás quedan como unos inútiles») brillan por su ausencia, y no porque se trate
de una adaptación pésima, sino que todo lo que hacía bueno al libro aquí se lo
saltan a la torera.
Y esto ya no tiene que ver con que sea una adaptación o no. En las
adaptaciones hay que entender que se deben hacer cambio, ES NECESARIO, pero
tienen que ser cambios que tengan sentido y que tengan que ver, valga la
redundancia, con que se esté adaptando de un medio o un tiempo a otro. ¿Qué
tiene que ver entonces con la adaptación que el cuarto cardenal no muera y sea
elegido papa? ¿Qué tiene que ver con la adaptación que cambien las historias y
las motivaciones de la mitad de los personajes? ¿Qué tiene que ver con la
adaptación el convertir un libro que era la precuela de El Código da Vinci en
una secuela provocando el mayor fallo de guión de la película cuando bien podrían
haber dicho que es una precuela desde el primer momento?
Oh, y los personajes. ¡Los personajes! Menuda tropa de paletos. Todos,
eso sí, salvo Robert Langdom. A excepción de él, el camarlengo, y el asesino,
ningún otro personaje es digno de mención, pues realmente nadie hace nada en
toda la película salvo admirar las capacidades deductivas de su nuevo
mesías. Pero vamos a lo importante:
Robert Langdom.
Robert Langdom es el Gary Stu por
excelencia. Si bien en los libros ya era un personaje pluscuamperfecto y redicho, no era un rasgo que acentuaran demasiado porque así Dan Brown
dejaba espacio para el desarrollo de la trama y para la tensión. Sin embargo,
en la película toda tensión desaparece porque ya se encarga la propia película
en repetirnos por activa y por pasiva lo listo y capaz que es en absolutamente
todo, convirtiendo incluso sus escasos defectos en fuentes para nuevas
virtudes. ¿Que la película así se vuelve aburrida porque no hay cabida para el
drama? Sí, bueno, pero Dios también es perfecto y nadie dice nada de Él. Y es
que el Langdom de las película es así, un dios entre los mortales, capaz de
todo y a la vez de nada porque si es tan listo, ¿cómo es que los cardenales
están muertos? Pero que al final siempre gana y se queda con la chica.
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No sólo derrotó a Voldemort a los diez años sino que además es un ninja super saiyan con poderes de shinigami... y está tan guapo cada vez que permanece en dos escalones diferentes. Ay... <3 |
El camarlengo Patrick es uno de los que más me irritan de toda esta
farsa, pues la película pervierte todo aquello que fue el original. En el libro
el camarlengo Patrick Mckenna es un hombre brillante, un villano del que nadie
sospecharía y cuya inteligencia y capacidad de previsión le permitieron escalar
puestos meteóricamente en el escalafón eclesiástico hasta convertirse no sólo
en el hombre de confianza del papa sino de convertirse él mismo en el sumo
pontífice de no haber sido por ese experto en símbolos entrometido... mientras que
en la peli no es más que un triste fanatiquillo religioso al que se le
irrita el culo cuando alguien le menciona la palabra «ciencia» y
al que todo el proceso de convertirse en papa le salió bien de rebote. Con dos
cojones, Ron Howard, CON DOS COJONES. Es que llego a tener delante al pollo
éste y me pongo como cuando tengo delante a un rutilófilo.
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Cómo que «qué pasa, rutilófilos». ¡Cómo que «qué pasa, rutilófilos»! |
Y por último… el asesino. AY MAMÁ, EL ASESINO. ¡Pero qué destrozo el
asesino! Si yo fuera como el vendedor de repollos de Avatar: la leyenda de Aang, en vez de
decir «mis repollos» clamaría «mis asesinos». MENUDO DESPERDICIO. El asesino
original era un hombre oscuro y rodeado de misterio, un personaje al que
querías ver todo lo que pudieses para intentar conocerlo en la medida que fuera
posible dentro de lo poco que lo fueran a mostrar. Era audaz, era fuerte y era
imparable. Poco menos que una fuerza de la naturaleza. ¿Así que cuál es la
mejor forma de adaptar semejante personaje para la película? Convirtiéndolo en un matón descerebrado, al típico malo de película de acción que se
caracteriza por tener unos reflejos y una puntería sin igual pero que les falla
todo lo demás. ¿Saben de los memes esos que consisten en combinar a tres personajes por parejas y luego hacer una segunda combinación con los resultados de la primera? Pues el asesino de la película es el
resultado de lo que pasaría si mezcláramos al Agente 47, a Solid Snake y al tío
chusco de las gafas que te pide destruir la ciudad de Megatón al principio del
Fallout 3. Fatal todo, eh. FATAL.
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Éste es el material del que están hechos los fanfics. |
En definitiva, Ángeles y Demonios
no es ya una pésima «adaptación» del libro en el que
presuntamente está basado sino que como película en sí es pésima por ser
tediosa, es tediosa por ser aburrida y es aburrida por ser repetitiva. Tenían
una película de intriga y suspense que prácticamente se escribía sola y la han
convertido en un ajetreado tour turístico por media Roma con caritas de
circunstancias y volantazos de por medio. De verdad, Ron Howard, vaya truñaco
que has hecho, macho. VAYA TRUÑACO.
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Eh, ¿y qué quieres? Ir a ver al fantastipótamo no es barato. |
*Muchas gracias a Un tipo con Boina por dejarme usar sus gifs de "TENSIÓN" y "ALEGRÍA".
Sin palabras Sir Wiseman, me encantó leer su blog. La verdad me siento igual que tú en el tema de las adaptaciones de libros. Son tan malas,que cuando yo ví la adaptación de Cementerio de animales (1989) del autor Stephen King, siento el quien dirigio la película... Y el resultado fue catastrófico... Y demostró que no hay que darle libertad creativa al CREADOR del libro. personajes que actúan como si estuvieran en trance, dialogos ambiguos sin razón, dirección extraña, protagonista dolorosamente estúpido, tensión innecesaria PORQUE YA VI AL NIÑO YA NO ME PODES ASUSTAR CON ÉL NO LO INTENTES, final frustrante... Por dios, como es posible que el autor no pudiera haber una buena adaptación, sabiendo que el estaba al mando. Pero bueno. Yo creo que hacen estás adaptaciónes de libros, para que la vean gente que parece que tienen problemas para leer un párrafo simple, de un texto siempre.. saludos Sir Wiseman.
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