Imos dicindo
Adeus, adeus».
Estribillo de la canción de créditos de Doraemon en gallego.
Normalmente no soy una persona que suela escribir de cosas de actualidad
o sobre lo último que veo a no ser que tengan sobre mí una reacción fuerte e
inmediata, pero salvo LA GILIPOLLEZ y la siguiente noticia creo que realmente merece la pena
hablar de ello. ¿Atentos? No me lo creo ni yo pero ahí va: DORAEMON
(presumiblemente) YA SE ESTÁ TERMINANDO. Bueno, realmente la serie terminó hace mucho pero esta
vez parece el finiquito con la última película que sacarán.
Mi
reacción.
Según la revista mexicana de cine Cinepremiere, en agosto
de este año, DE ESTE MISMÍSIMO AÑO, se entrenará en Japón la última película
del relamido felino cabezón y su insufrible compañero subnormal perdido humano.
El film, que será la trigésimo sexta parte de esta eterna saga (que se dice pronto),
podría ser no sólo la última película de Doraemon sino la última de sus
aventuras, dando por finalizada una serie que lleva existiendo
independientemente del formato desde finales de los años 60. Aunque no
entiendan ni jota, el tráiler aquí:
Por sonar,
suena triste y definitivo.
No sé si esto llegará a América o siquiera a Europa pero realmente me da
igual porque sabiendo esto yo ya podría conformar… No, esperen, ¡NO! ¡Volved
aquí, insensatos! ¡AÚN NO HE TERMINADO DE REGODEARME! ¡Suelte ya el teclado de
su ordenador para decir que su infancia «se ha acabado» o una chuminada por el
estilo! ¡Eh, usted, suelte ese cuchillo, no se raje las venas. O al menos no
hasta que acabe con esto! ¡Y usted deje de escribir que todo resulta ser un
sueño de un Nobita comatoso! Así es, mucho mejor. Aquí tranquilitos todos
mientras yo no quepo en mí de alegría.
Porque realmente sé que va a haber alguien tan triste que de verdad va a
ir a rasgarse las vestiduras al conocer de este aparente final, sobre que se
acaba una de las mejores series de animación de todos los tiempos o la mejor
serie nostálgica o alguna de esas pamplinas que tanto gustan de pronunciar por
los internetes para ganar retuits facilones y la falsaria admiración de un
grupo de desconocidos que varían desde indiferentes bots programados para
favoritear por determinadas palabras a pervertidos de cuarenta años otro
grupo de (semi)adultos inmaduros como los afectados. ¿Pero saben cuál es la
sorpresa, ese plot twist que les
dejará patidifusos en su lugar? Que muy pochos hay que tener los gustos para
que a alguien le agrade semejante bazofia de serie.
Y lo digo totalmente en serio, sin trolleos ni provocaciones de por
medio. Doraemon es una de las peores
series que jamás se han emitido. Y antes de que alguien me increpe con el
típico «lo que pasa es que tienes envidia lo estás viendo de adulto,
tienes que ser un crío para entenderlo», ésta es la opinión que forjé cuando ya
era un niño pequeño, pues realmente puedo decir que Doraemon es una de las pocas series que cuantas más veces la veo
menos me gusta. Y no sólo «menos me gusta» sino que se vuelve cada vez PEOR a
cada capítulo. ¡Y ha tenido tres series seguidas! TRES: en el 73, en el 79 y en el 2005 sin contar
con treinta y cinco películas hasta la fecha. ¿CÓMO LA PUEDES CAGAR DURANTE TANTO
TIEMPO SIN QUE NADIE TE DIGA NADA?
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«LEAVE
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El mayor punto débil de esta serie y uno de los motivos por los que es
tan penoso que haya sobrevivido tantísimos años es lo formulaica y repetitiva
que es: en todos los episodios ocurre lo mismo. LO MISMO. Irónicamente, no se
puede decir que sea una serie que tome riesgos pero resulta que para cualquier
otra ficción el quedarse estancada en la misma fórmula acaba pasándole factura a uno.
Todos los capítulos funcionan de la misma manera: Nobita (hablaré de él
más adelante, no se preocupen si tienen la suerte de no conocerle. De momento
quédense con el dato de que es demasiado tonto hasta para vivir) tiene un
problema de algún tipo y se va a lloriquearle a Doraemon para que preste algún macguffin
aparato que se lo solucione, éste se lo deja y Nobita, en vez de usarlo para
facilitarse la vida, abusa de él y acaba peor que antes. Se coge el concepto y
repetir. Repetir. Repetir. REPETIR.
Me gustaría bromear sobre que esta gente vive poco menos que en una
especie de bucle temporal o de simulación de ordenador a lo Juegos de Guerra, pero a estas alturas
poco se puede decir y lo poco que se pueda decir ha perdido la gracia. Sin
embargo, sí me gustaría llamar la atención sobre una de las cosas por las que
destaca esta serie, y es que, según se cuenta, Doraemon tiene una moraleja para todo Japón. ¡Como lo leen! Y dicha
moraleja consiste en que uno no puede vivir dependiente de la tecnología o
abusar de ella porque al final se volverá en contra de uno.
Realmente me parece una gilipollez de moraleja, qué quieren que les
diga, una enseñanza retrógrada y contradictoria que ni tuvo cabida hace
cuarenta años ni tiene cabida ahora en la actualidad. ¿No se puede vivir
dependiente de la tecnología? ¿Entonces cómo hemos avanzado en la historia?
¿Cómo hemos pasado de la rueda a internet entonces? ¿Por arte de magia? Si la
tecnología no existiese, aún seguiríamos siendo animales básicos e
irracionales. ¡Alrededor de nosotros hay tecnología por todas partes! ¡DEPENDEMOS
DE LA TECNOLOGÍA! El ordenador es tecnología, el vaso es tecnología, LAS BISAGRAS
DE LAS PUERTAS SON TECNOLOGÍA. Y creo que dicho esto desde el país más
tecnológico y vanguardista del mundo tiene poco menos que delito.
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El país de los robots que se parecen a personas y los urinarios inteligentes os dice «abusar de la tecnología está mal». |
Es más, incluso si todo esto se tratase de una parodia sobre el abuso de
la tecnología, sigue siendo una mala parodia, pues si bien el personaje de
Nobita es tan incompetente que todo le sale mal aun teniendo en sus manos todo
lo que necesita para solucionarse la vida habiendo otros personajes que con las
mismas nociones que el primero han usado los mismos aparatos y les ha salido
bien, no existe realmente un sentimiento paródico ni moralizador por su parte.
Partiendo de que no es graciosa la serie, sus actuaciones son más bien tristes
y patéticas por ser tristes y patéticas, amén de que la constante repetición de
la misma trama durante tantísimos años CANSA y es INNECESARIO.
Pongamos por ejemplo el caso de Mortadelo y Filemón, una serie
once años más antigua a Doraemon. Mortadelo y Filemón es una parodia a la
española de las historietas de espías en las que la incompetencia de los dos
personajes titulares les mete en más problemas de los que son capaces de
resolver. Si bien no tiene una idea moralizadora, también son personajes que
suelen abusar o utilizar mal una tecnología maravillosa, ¿pero quieren saber
cuál es la diferencia con respecto a la japonesa? Que en Mortadelo y Filemón se va desarrollando una situación (el llamado build-up en narrativa) a partir, por
ejemplo, del mal uso de dichos inventos hasta el punto culmen en que los
resultados de dicho abuso acaban siendo catastróficos e imprevisibles (el pay-off), mientras que en Doraemon los aparatos simplemente acaban
estropeándose, perdiéndose o volviéndose contra el propio Nobita, que acaba siempre
o recibiendo una paliza de muerte por sus «amigos» o recibiendo una reprimenda
de sus padres. No existe el suspense y por lo tanto no existe tampoco una
sorpresa que haga que merezca la pena seguir una trama.
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Para que luego digan que los españoles no sabemos hacer nada bien. |
Ya con esto aprovecho para enlazarlo a hablar de los personajes. Doraemon tiene los personajes más
desagradables y peor construidos que jamás he visto nunca en ningún medio
escrito o audiovisual: realmente se trata de unos seres totalmente egocéntricos
y egoístas de las formas más odiosas posibles, empezando por Nobita, terminado
por el propio Doraemon y pasando por todo ese escasísimo plantel de personajes
planos que me niego a reseñar uno a uno de lo poco que merecen la pena.
Nobita Nobi es un crío irritante, vago, cínico, egoísta y cobarde que no
hace absolutamente nada con su vida mientras espera que los demás hagan de todo
por él. Principalmente, el nene tiene lo básico para ser un cani en toda regla o un youtuber profesional, pero como vivimos en un mundo de
locos, en vez de acabar convirtiéndose en el matao muerto de hambre que merece
ser, le surge un gato robot venido del futuro (¡enviado por su propio bisnieto
para cambiar la historia, nada menos!) con el fin de resolverle la vida. El
problema es que como Nobita es sumamente imbécil, siempre acaba abusando de los
poderes que le otorgan los inventos del robot y en vez de avanzar en la vida,
retrocede.
Nobita además es un personaje plano, no ha tenido evolución alguna en
cuarenta y cinco años, así que es especialmente irritante no ya sólo verle
fracasar en cosas más simples que el mecanismo de un chupete (y no ya sólo en
cosas relacionadas con los inventos de Doraemon, que está en quinto de primaria
y aún le cuestan las sumas simples) sino también de verle quedar y tratar como
a sus amiguísimos a unos chavales que sólo están para putearle y/o pegarle
palizas. «¡Pero eh, que en las películas son todos muy nobles y valientes! ¿No va de eso la auténtica amistad?», oigo balbucear a algún energúmeno abrazado a su peluche de Doraemon, a lo que yo respondo: «¿Y?»
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«Me pone el ojo a la virulé un día sí y al otro también, pero en san Valentín me regala un clavel. ¿No es romántico?»
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Es por semejante aluvión de inutilidad y estupidez por lo que en primer
lugar se envió a Doraemon, para hacerle al chaval más llevadera su vida, pero
eso también significa que el propio gato cósmico es un poochie en toda
regla. OH, SÍ. Si me he atrevido a decir bien en público que Doraemon es una serie pésima, también
digo que el propio personaje que lleva su nombre ES el poochie de la serie
porque cumple con las mismas funciones que éste. De hecho, podríamos decir que
es el primer poochie protagonista de la historia si no contamos a las Mary Sue.
¿Quieren más pruebas?
Tabla comparativa:
Poochies vs. Doraemon
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Funciones del poochie:
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Funciones de Doraemon:
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Hasta el punto de la aparición del poochie, la serie va en declive
por ser aburrida, sosa o repetitiva.
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Hasta el punto de la aparición de Doraemon, la vida de Nobita va en
declive por ser aburrida, sosa y repetitiva
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La aparición del poochie da un vuelco a la serie «a mejor».
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La aparición de Doraemon da un vuelco a la vida de Nobita «a mejor».
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El poochie es capaz de todo por ser poco menos que perfecto y es el
centro de atención.
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Doraemon es capaz de todo por tener todo tipo de aparatos que le
permiten hacer de todo y son éstos junto a él el centro de atención.
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La perfección del poochie (sobre todo comparada con la del resto de
personajes) a la larga vuelve a la serie repetitiva.
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Doraemon mostrando más paciencia que el santo Job ante la inutilidad
de Nobita vuelve a la serie repetitiva.
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El poochie acaba por desaparecer o bien por ser innecesario o bien porque
la audiencia lo detesta.
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Doraemon acaba por irse (aparentemente) porque ya ha cumplido su
función a pesar de que no haya cambiado nada con respecto a Nobita (o sea,
porque es innecesario).
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La desaparición del poochie es tratada o con total normalidad o como
una auténtica tragedia.
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La supuesta vuelta a casa de Doraemon es tratada como una tragedia
(como que han hecho una película basada en el último episodio de la serie).
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Sin embargo, Doraemon no es un personaje malo sólo por ser un Poochie,
sino porque tiene una personalidad horrible: es estirado, desagradable, egoísta,
relamido e irresponsable. Tiene a su disposición, literalmente, un auténtico
arsenal de armas o potenciales armas, así como toda una colección de objetos a
cada cual más peligroso y cosas que son poco menos el botón para destruir el
mundo (¡y eso sin contar CON LA MISMÍSIMA MÁQUINA DEL TIEMPO QUE TODO EL MUNDO
USA PARA VIAJAR Y CAMBIAR EL PASADO LIBREMENTE!), pero lo peor no es eso, sino
que, sabiendo que Nobita es semejante zote, le dé total libertad para abusar
del poder que cada aparato le otorgue sin control ni vigilancia alguna para
luego ponerse en plan perdonavidas al final del episodio.
Pero lo peor de todo es que, al ser un personaje plano él también, al
día siguiente el retardo cósmico éste volverá a darle al inútil con el que vive
otro dispositivo del Juicio Final con erótico catastrófico resultado,
así que poca pena puedo sentir yo por nadie de esta serie. Cada uno tiene lo
que se merece.
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Sí, es un chiste tan viejo que huele a rancio no, A PODRIDO. Pero eh, si funciona, funciona. |
En resumidas cuentas, Doraemon
habrá terminado como serie y el finiquito peliculero lo darán aparentemente en
verano de este año, pero realmente puedo afirmar que, a pesar de que pueda
vivir como franquicia del merchandising únicamente, no será recordada más allá
de lo tediosamente repetitiva que fue y lo horribles que fueron sus personajes…
eso, al menos, por parte de los que no sean futuros aspirantes a canis en toda
regla o a youtubers profesionales.
No recuerdo nunca haberme interesado por Doraemon así que no puedo opinar... De hecho, demasiado que sé que se llama así, y que el niño tonto se llama Nobita. Me suena de que alguno habré visto hace muchos años pero no consigo acordarme de un capítulo en concreto, en plan "sí, ese en el que pasa esto". Es decir, Doraemon le da un cacharro y tal...
ResponderEliminarPero creo que he encontrado la explicación. Uno no se puede acordar de un capítulo en especial si todos son iguales. De hecho, zapeando últimamente me he cruzado con Doraemon de nuevo y sinceramente creía que era la misma serie remasterizada y redoblada, jamás sospecharía que la retomaron.
Y para terminar, Mortadelo y Filemón son la puta hostia de aquí a Lima.