«Gomen nasai for everything
Gomen nasai, I know I let you downGomen nasai till the end
I never needed a friend
Like I do now».
T.A.T.U, Gomen asai.
Y después de otros seis
meses vuelve a aparecer cual odioso examen global Digimon Adventure Tri, la serie que Toei lleva sacando por
fascículos desde finales del año pasado para amortizar gastos y forzar
expectativas sobre una trama que a priori puede darse con un canto en los
dientes si la tacháramos de pedestre e insulsa, todo, cómo no, gracias al
rellenuto, al fanservice y a una recién descubierta tensión sexual entre los
personajes de Matt y Tai.
Como a estas alturas de
la película tampoco hay mucho que contar a modo de prólogo, dejo los enlaces
tanto de la primera parte como de la segunda de esta serie de reseñas porque bien DENSITOS han
de ser si al ver el tres del título no han sospechado de la tercera parte y
empiezan desde aquí y paso a resumir la escasa sinopsis de todo lo
que ha pasado hasta ahora.
Los Niños Elegidos de la Digimon Adventure original son ahora
unos adolescentes con sus insustanciales vidas cargadas de obligaciones en el
mundo real que intentan sobrellevar como buenamente pueden y acorde con sus
formas de ser. Sin embargo, cuando una serie de digimons invaden este mundo,
los compañeros de los Niños Elegidos aparecen para hacerles frente.
Bajo la intensa
vigilancia de una pareja de agentes gubernamentales con menos personalidad que
un tablón de madera a los que llamaremos Nilosé y Nimeimporta por sus
personalidades intercambiables, nuestros héroes conocen a un estereotipo de
niña felpudo llamada Meiko y a su compañera digimon Meicoomon (M&M’s para
resumir) que harán las veces de autoinserto de cualquier fanfic mal hecho solo
que esto lo debemos considerar canon.
M&M’s y los Niños
Elegidos no tardarán en hacerse amigos aunque sea porque, como cabe esperar
de todo fanfic en el que el autor se inserta en la obra, no queda más remedio
mientras los segundos tratan de compaginar sus vidas cargadas de compromisos
con sus vidas de héroes, llevando a todo tipo de conflictos (unos mejor
llevados que otros) y que se saldarán con los respectivos compañeros digimon
evolucionando al nivel Híper Campeón (o Cuerpo Supremo, como quieran llamarlo).
Sin embargo, las cosas se tornarán oscuras cuando aparece Leomon, el que Kenny
de la serie, para morir a manos de un Meicoomon que se descubre como la causa
de una infección que está afectando a los digimon; todo ello bajo la
supervisión de un revivido Digimon Emperador.
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Ah, y también un mural cada vez más grande sobre la tensión sexual no resuelta entre estos dos. |
La tercera parte abre con
un capítulo de transición entre el final de la segunda parte en el que
Meicoomon desaparece en un portal interdimencional al finalizar el festival
escolar y el nudo de esta minisaga. Protagonizado por Nilosé y Nimeimporta por
un lado y Meiko por otro, vemos cómo los primeros siguen siendo personajes
vagamente definidos que intentan mantener con la audiencia unos secretos cada
vez más transparentes mientras que Meiko ha entrado en un estado de petardez
suprema definida por un falso estoicismo seguido de episodios de pánico y
lloriqueos. Lástima que estos tres personajes sean tan SOSOS, porque al final,
a pesar de tanto dramatismo y tanta tensión, no consiguen sacarme de mi
indiferencia inicial hacia los tres.
En temas del argumento,
la infección de Meicoomon se ha extendido a ordenadores y aviones de todo el
mundo. Las máquinas empiezan a fallar de forma cada vez más frecuente y que
exasperan a Izzy, el genio informático, que no es capaz de dar con la clave y
se pasa noches sin dormir, lo que afecta a su comportamiento. Sin embargo, a
pesar de las peleas y competiciones entre los Niños Elegidos de quién se saca
más la chorra (que pueden o no ser literales en el caso de Matt y Tai), es el
propio Matt quien decide hacer lo sensato y verse con los agentes
gubernamentales N&N para sacar respuestas en forma de un documento secreto.
El segundo capítulo ya
nos mete más en situación y empieza fuertecito cuando T.K visita a Izzy en el
laboratorio en el que está investigando la infección. Patamon quiere ver a su
humano y se escapa del área de contención diseñada para que los compañeros
digimon no se vean afectados, con tal mala PATA (las piedras las espero a la
salida) de que se infecta al instante e incluso ataca a T.K sin que nadie más
se dé cuenta. Ante eso, el chaval solo tiene una opción lógica: comentarle a Izzy y a
los demás lo sucedido e idear una cura rápida para que la infección no se
extienda más.
SIN EMBARGO, T.K, como es
japonés, hace lo que cualquier japonés hace en una situación tan grave como
esta: callarse como una puta y ocultar lo que pasa mientras aún hay
solución, llevarse a Patamon a casa aun a riesgo de expandir la infección y
poner en peligro a sus compañeros, dar al digimon por muerto y entrar
preventivamente en las primeras fases del luto, engañar a los demás para que
saquen de la zona de contención más a menudo a sus compañeros digimon a
sabiendas de que podría pasarles lo que a ellos y, cuando el problema se haya
agravado tanto que ya no tenga solución, lamentarse y llorar porque nadie hizo
nada al respecto a la espera de que el problema se solucione solo. ¡Y ADIVINEN
QUÉ ES LO QUE SUCEDE!
Con esto de premisa,
tendremos un capítulo casi de relleno en el que veremos a T.K actuando completamente fuera de personaje, mintiendo a sus amigos y poniendo tanto sus vidas como las de sus compañeros
digimon en peligro (incluso Matt llega a confrontarle para saber qué es lo que
oculta a modo de última advertencia y T.K decide mentirle a la cara para
salirse por la tangente) mientras la petarda de Meiko intenta batir el Record
Guinness en cuántas veces puede disculparse al minuto por cosas que no tienen
nada que ver con ella como el felpudo humano que es.
Lo único interesante,
como es habitual en esta serie, ocurre cerca del final: un apagón masivo deja
sin electricidad a Japón solo para que un mensaje amenazador de parte de los digimon
ilumine el país anunciando el fin del mundo humano y que Kari, como buen
arquetipo mesiánico que es, acaba siendo poseída por una fuerza misteriosa. Y
con esas terminamos capítulo porque, una vez más, los que guionizan esta serie
no son los guionistas, sino el equipo de marketing.
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Es MUY JODIDO que Patamon, el digimon más infantil y optimista de todos, tenga más huevos que T.K en esta situación. |
Patamon abre el tercer capítulo
demostrando ser el personaje que más huevos tiene de toda la serie pidiéndoles
a sus otros amigos digimon que acaben con él sin piedad si llegara a terminar
de infectarse, momento en el que una Kari poseída se acerca a ellos. A través
de ella habla una voz que anuncia que es demasiado tarde para salvar el mundo
digital y que lo mejor que se puede hacer a estas alturas es un borrado del
sistema que ocurrirá la próxima vez que Meicoomon vuelva a aparecer en el mundo
humano.
Kari pierde el conocimiento
y la voz desaparece. Las palabras de la entidad sientan como un mazazo a los
digimon, quienes son conscientes de que resetear el sistema operativo del mundo
digital, aunque sea lo único capaz de salvar el multiverso, conllevaría
sacrificar quiénes son ellos y los recuerdos de sus compañeros humanos. Aun
así, deciden que lo mejor será seguir con el plan y pasar las últimas horas que
les quedan de vida junto a los Niños Elegidos.
El capítulo entero estará
dedicado entonces a cómo los compañeros digimon, a menudo y tradicionalmente
vistos como una extensión de la personalidad de los personajes principales de
cada temporada, adquieren un gran desarrollo como personajes propiamente
dichos. El capítulo es muy agridulce y todos los momentos conllevan una
sentimentalidad aplastante pero bien llevada que termina con parte de los
digimon confesando a sus humanos que la solución más viable es el reinicio y
que están dispuestos a sacrificarse por el multiverso.
Por su parte, Izzy
descubre que la anomalía es un cambio radical en el código del sistema del
mundo digital y ello arrastra el código de las realidades del multiverso. El
chico se mortifica pensando en que, a pesar de todos sus conocimientos, estos son demasiado limitados
para la tarea, pero Tentomon le anima a seguir. Todavía tienen tiempo hasta
que aparezca Meicoomon…
Como pueden apreciar,
este capítulo es muy especial en tanto en cuanto, salvo por el sumidero de
exposición inicial muy convenientemente descubierto, son los digimon los
verdaderos protagonistas, cada uno llevando a su modo sus propias crónicas de
una muerte anunciada mientras cargan con el peso del universo en sus espaldas.
Esta vez el villano no es un enemigo físico como sus anteriores adversarios,
sino un desastre natural, una especie de enfermedad congénita que les afecta a
todos y contra la que no tienen otra solución que sacrificarse antes de que
haya más bajas.
Se trata, sin dudas, de
un episodio especialmente sentimental en el que sus protagonistas viven una
situación totalmente novedosa y devastadora para ellos y que les hace sacar lo
mejor de sí mismos sin melodramas ni japonesadas, sino un estoicismo verdadero
y agridulce genialmente dirigido.
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¡Es la hora de los furries! |
El cuarto capítulo se
convierte entonces en la contraparte del tercero al estar dedicado enteramente
a la acción. Y, aunque POR FIN, tras incontables capítulos de aburrido y
tedioso relleno por conflictos que se habrían resuelto si los personajes no
fueran retrasados, empezamos con la acción, el cumplimiento de este prospecto
se vuelve un lúgubre recordatorio de que el fin está cerca.
Meicoomon, esta vez
convertida en un furry sexualizado que amenaza con quitarle el puesto de Reina
del Porno a Renamon, vuelve a aparecer en Odaiba para causar problemas y los
Niños Elegidos junto a sus compañeros digimon luchan para detenerla y
devolverla a la distorsión. Sin embargo, la infección de Patamon y el hecho de
que la propia Meicoomon sea el vector de la enfermedad hará que los digimon protagonistas
sucumban uno a uno a la infección de forma más que trágica.
Los combates de este
capítulo son sin duda su punto más fuerte. ¡Por fin tenemos la acción que tanto
tiempo se nos había negado! Y eso que realmente, más que un combate, es un tira
y afloja entre el grupo de digimon protagonistas y Meicoomon para que no salga
de la distorsión. Pero al mismo tiempo es ahí donde entra la infección en
juego, pues cuanto más luchan todos, más vulnerables se vuelven a la
enfermedad, que acaba por controlarlos a todos para volverlos bestias salvajes
en otra escena genialmente dirigida. Uno a uno van sucumbiendo a la enfermedad,
olvidando quiénes son ellos y quiénes son sus amigos para perseguir y destruir
cualquiera cosa que detecten como un enemigo.
Lo peor del asunto viene
cuando Izzy descubre que el Reboot causado por Meicoomon ocurrirá en menos de
diez minutos. Izzy y Tentomon van a ayudar, pero es demasiado tarde y solo
pueden procesar un campo protector para salvaguardar los datos de los compañeros
digimon a modo de copia de seguridad. Sin embargo, y pese a la megaevolución de
Tentomon en HerculesKabuterimon, lo único que pueden hacer los Niños Elegidos
es ver, impotentes, cómo todos sus compañeros son tragados por la grieta
interdimensional y son borrados de la existencia.
El último capítulo
empieza una semana después de los acontecimientos del tercer episodio y del
borrado de los digimon. Unos Niños Elegidos derrotados y deprimidos no consiguen
afrontar la pérdida de sus compañeros, de modo que deciden viajar al mundo
digital a ver qué es lo que está pasando y volver a encontrarse con sus digimon
aunque estos ya no les recuerden.
Es en ese momento en el
que se reúnen en el lugar en el que apareció Meicoomon y, con la ayuda del
dispositivo digital de una Nimeimporta que de repente empieza a comportarse de
forma más sospechosa que lo habitual, consiguen volver al Mundo Digimon
(dispositivo digital que, por cierto, se parece demasiado al de Ken Ichijouji),
dejando a la tonta Meiko atrás y bien que hacen.
El Mundo Digimon en este
capítulo no es nada del otro mundo (pun not intended, esta vez de verdad), pues
empiezan en un bosque genérico que se supone que es la localización a la que
llegaron la primera vez en la serie original, salvo que el estilo de dibujo
pasa a ser uno más moderno y con algún que otro efecto glitcheado. Sin embargo,
los protagonistas acaban encontrándose con Alphamon, que lucha contra otro
digimon gigante en nivel Híper Campeón, haciéndoles sospechar que algo extraño
está pasando, pues o esos digimon han encontrado una forma de evitar ser
reseteados o es que algo ha pasado que les ha permitido evolucionar más rápido
de lo normal.
Pero poco tiempo tienen para
pensar, pues en ese momento oyen el silbato de Kari en la distancia. Los
chavales corren en su dirección y se encuentran en el icónico claro del tranvía a las
versiones bebés de sus respectivos compañeros digimon jugando con el silbato. Los
digimon no recuerdan a los humanos y al principio tienen sus reservas, pero al
final aceptan que los Niños Elegidos se les acerquen para presentarse.
Sin embargo, la cándida
escena está siendo presenciada desde la lejanía de Digimon Emperador, quien
tampoco ha sido borrado. Tras él aparece Nimeimporta con cara de mala y el
Emperador se presenta como… GENNAI. ¡Sí, Gennai, el misterioso anciano (y en 02 jovenzano) que ayudó en varias
ocasiones a los Niños Elegidos! Pero eso no es todo, ya que desde las sombras
una tercera presencia los está espiando a todos: Meicoomon.
En líneas generales, la
tercera OVA de Digimon Tri puede
catalogarse como la mejor de las tres. Y eso no es un cumplido, ya que era muy
difícil a estas alturas seguir provocando los niveles de apatía que esta serie
estaba generando, sobre todo tras una segunda OVA cargada de fanservice y
relleno canónico.
La fría mano del
departamento de marketing se hace notar una vez más y los capítulos buenos
aparecen tras hacernos tragar un capítulo de transición y uno un MEGADRAMÓN japonés
protagonizado por el tonto de T.K para luego mostrarnos un capítulo silencioso
y emocional sobre los compañeros digimon pasando sus últimos momentos de vida
junto a sus humanos, un capítulo dedicado a un intenso combate y un último
episodio de nuevo de transición en el que apiñan todo lo interesante para acabar en un cliffhanger de cara al
clímax final.
El conflicto una vez más
vuelve a estar mal conseguido, pues la historia de T.K, aparte de ser la
quintaesencia del egoísmo y una situación completamente fuera de personaje para
él (quien no deja de ser el paradigma de la esperanza y alguien que antepone la
seguridad de sus amigos a la suya propia), queda reducida a nada cuando al
capítulo siguiente un deus ex machina posee a Kari para soltar exposición sobre
el Reboot, un acontecimiento trágico pero extrañamente conveniente y que se
convierte en el nuevo conflicto (conflicto que luego el resto de Niños Elegidos descubre por su cuenta, haciendo del «sacrificio» de T.K un sinsentido mayor).
Pero aparte, si algo
adolece esta OVA en la parte expositiva, ese algo es que (salvo el Reboot) nada
aporta nueva información y que nadie hace tampoco NADA con dicha información:
ya sabíamos que Meicoomon era el vector de la infección y eventualmente todos
los Niños Elegidos acaban descubriendo las consecuencias del Reboot y ninguno
hace nada, ¡nadie reacciona! Tenemos una crónica de una muerte anunciada y
ninguno de los personajes humanos parece sentir nada en absoluto, dejando,
irónicamente, a T.K, en toda su imbecilidad melodramática, como el único
personaje que no está muerto por dentro.
Nilosé y Nimeimporta
ganan paulatinamente más protagonismo, pero solo porque tienen más tiempo de
pantalla. En el fondo no dejan de ser unos personajes planos cuyo único rasgo
de personalidad es «ser misteriosos»,
y aunque Nimeimporta muestre al final rasgos de ser una villana en todo este
asunto, sigue teniendo la personalidad de una suela de un zapato.
Y lo mismo pasa con la odiosa Meiko: aquí veremos a su arquetimo de niña
felpudo con el «gomenasai» en la boca para todas las frases que suelta y juro
por Dios que si hiciera un juego de beber sobre las veces en las que se
disculpa por cualquier cosa, moriría de CIRROSIS y no habría llegado al tercer
capítulo. Meiko es un personaje cada vez más odioso e innecesario cuyo aporte a
la serie sigue siendo ahora tan nulo como lo fue en su primera aparición y se
siente cada vez más, precisamente, como un autoinserto de un fanfic cutre que
un personaje del mismo mundo que los Niños Elegidos.
En definitiva, la tercera OVA de Digimon Tri mejora el interés
que pueda tener uno por serie solo porque en ella empieza la acción ascendente
antes del clímax. Pero los melodramas baratos japoneses, los personajes odiosos
y los vertederos de exposición siguen siendo la muestra de que narrativamente
la serie sigue siendo igual de insulsa, y ya el hecho de que termine en un
cliffhanger que nos haga esperar hasta febrero no es más que la sal en una
herida cada vez más grande.
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¡FOLLAD YA! |
ACTUALIZACIÓN: ya está disponible la reseña de la cuarta OVA de Digimon Adventure Tri. Si desean leerla, no tienen más que seguir este otro enlace.
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