«¡Protesto! ¡Esto es... protestable!».
Miles Edgworth.
Como si de un tipo molón
de herpes se tratara, aquí vuelve Reflexiones
de un Friki Cabreado tras un largo hiato periodo de vagueza extrema
dispuesto a crear pústulas e incomodidades entre en el gentío. Y la ocasión no
es para menos, ya que, siendo estas fechas tan especiales de consumismo y
familiares odiosos, ¿qué mejor manera de terminar el año con unas últimas gotas
de bilis antes de recibir un 2017 que sin duda será mucho peor y más vergonzoso
que el presente 2016?
Y aparte, porque no
quisiera llegar al próximo enero sin DENUNCIAR y nunca mejor dicho el
que puede perfectamente ser el no solo el peor anime de esta temporada, sino el
más vil, rastrero, ofensivo y traicionero incluso por encima de la chapuza de
pseudo-CGI malogrado quiero-y-no-puedo de Berserk:
Gyakuten Saiban: Sono «Shinjitsu»,
Igiari!.
¡Vamos, el anime de Ace Attorney!
El anime de Ace Attorney no es ya una pésima
adaptación en serie de los videojuegos del director japonés Shu Takumi, sino
una serie ridícula e infantil que sufre un serio trastorno de identidad que en
sus peores momentos es tan irritante como crispante y que, como mucho, en los
mejores no pasa de mediocre. Todos los pasos dados a la hora de desarrollar la
historia están mal; los personajes carecen de caracterización alguna, la
tensión es inexistente e incluso el propio Phoenix Wright parece ser un
secundario dentro de su propia serie, lo que denota que este anime, en cuestión
de valor como una obra derivada de una franquicia, no es más que un rápido
ordeñe por parte de gente que sabe de la saga Phoenix Wright lo que malamente les saldrá en alguna Wikia
chusquera y no por haberlos jugado propiamente.
Ya hablándonos sobre
informarnos, que es más de lo que cualquiera dentro del equipo de la serie
ya habrá hecho, y para que todos partamos de las mismas bases, cabría
preguntarse qué es Phoenix Wright.
Pues bien, para quien no lo sepa, Phoenix
Wright es una franquicia de videojuegos que mezclan los géneros de puzles
con la novela gráfica y que tratan sobre las bizarras aventuras del epónimo
Nick «Phoenix» Wright en su camino para convertirse en un buen abogado dentro
de un Los Ángeles Japón distópico en el que los juicios se han
convertido poco menos que en un espectáculo de masas y en el que la corrupción policial y judicial reinan impunes.
A lo largo de una saga
que a día de hoy presume de un total de diez juegos y los que te rondaré,
morena veremos cómo el célebre abogado pelopincho crece tanto en lo
personal como en lo profesional en su lucha contra la injusticia y la búsqueda
de la verdad, cuestionándose qué significa ser un abogado, cuáles deberían ser
los límites de la ley a la hora de procesar a los ciudadanos y hasta qué punto
debe estar uno dispuesto a proteger a los demás. El carisma de sus personajes, su peculiar sistema de jugabilidad,
su particular sentido del humor y sus complicadas tramas han convertido a esta
saga no ya en una inagotable fuente de memes sino en un más que respetable
fenómeno videojugabilístico que tiene tirón a día de hoy y en una de las
pocas sagas que Capcom todavía no ha matado.
Como era de esperar, era
cuestión de tiempo que un anime que adaptara la trama de los juegos viera la
luz. Y no fue sino en este mismo 2016 cuando las súplicas de cientos de
fanáticos fueron escuchadas… por una diabólica mano de mono.
Aviso: a partir de aquí
hablaré de los juegos suponiendo que ustedes los hayan jugado y sepan de lo que
hablo, así que esperen referencias directas a eventos de la saga.
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Miles de lágrimas fueron derramadas durante los siguientes días hasta quedar solo un vacío de vergüenza... |
Ya el primer capítulo,
que también es el primer caso del juego original, correctamente nombrado El Primer Caso, nos deja en
evidencia todos los vicios y defectos que tendremos que soportar a partir de este momento,
así como de las pocas cosas «buenas». Empezando por lo que
menos tiempo nos va a llevar, es un buen detalle que las fases de declaración e
interrogatorio de los testigos sean fieles visualmente al juego, con los
close-ups de las miradas enfrentadas de Phoenix y el fiscal que toque bajo los
letreros de cada una de dichas fases. Otra cosa buena es que, al menos en este primer episodio, la serie utiliza elementos visuales flotantes con los datos importantes
del caso para recrear el tren de pensamiento del protagonista.
Sin embargo, los positivos (así como
cualquier similitud con la saga Ace
Attorney) terminan ahí, en unos efectos visuales que, respectivamente, envejecerán pronto y directamente desaparecerán. Es más, si nos vamos al tema visual no tendríamos
por donde empezar: la animación es estática, el trazado ultra simple y cuando
se trata de mover personajes se desdibuja por completo en auténticos momentos
de QUALITY; en lo que a los
escenarios les falta de detalle a las cabeceras les sobra de simbolismos
baratos mal planteados (aunque de eso ya hablaremos luego) y el público de la
galería del tribunal está formado por un CGI tan horrendo, mecánico y mal
disimulado que parece sacado de lo más profundo del valle inquietante.
Pero más allá de lo visual, este anime es
más feo por dentro que por fuera. Y es en su incompetencia narrativa en donde
la mierda brilla mucho más: los personajes son una parodia de sí mismos que
varían entre el cliché y el retraso mental, los juicios son una farsa con ataques
de viento entre abogado y fiscal que harían morirse de vergüenza ajena al
creador de Naruto y la fidelidad a
los juegos originales (así como cualquier traza de conflicto o tensión) se van
por el retrete cuando ves que cada juicio, independientemente de lo duro que
sea, se va a resolver solo por algún deus ex machina aún más ridículo que en
los juegos originales.
Y me explico con respecto a esto último: en
los juegos originales muchos de los casos Phoenix realmente los ganaba gracias
a eso, algún deus ex machina o alguna coincidencia jodidamente conveniente,
pero incluso en ESO la trama siempre intentaba poner una justificación o crear
alguna antelación que anulara el deus ex machina, amén de que todo estaba
incluido como parte de la progresión del personaje. O sea, que Phoenix, según
avanzaba en su carrera, iba dependiendo menos de su increíble suerte y más de
su intuición y habilidades, lo cual está bien y es como se construye un
personaje. Sin embargo, aquí, cuando al guionista le da por derrapar, pisa el
acelerador hasta el fondo aun teniendo un árbol delante y Phoenix Wright se convierte
en un dios de la potra al que las cosas casualmente le salen siempre bien y los
casos se resuelven solos.
Como íbamos diciendo, el
primer episodio corresponde al primer caso del juego, en donde el amigo de la
infancia de Phoenix, Larry Butz, es acusado de matar a su novia supuestamente
por celos y es el abogado novato el que debe, en su primer caso, aclarar toda
la verdad de lo sucedido. Para no querer pecar de «clasista», diré que el anime
se toma unas cuantas libertades «adaptando» el juego a un formato televisivo,
sobre todo en lo que respecta a temas tonales cambiando las implicaciones de
que la víctima era un putón verbenero que utilizaba a sus hombres como «papaítos»
a un absurdo pero más timorato «no, mira, es que la pobre rompió contigo pero
aun así se llevó tu reloj de viaje con su nuevo novio porque aún te quiere».
Tal vez lo más sangrante
del asunto se encuentra en el hecho de que el anime decidió inventarse nuevas
pruebas para insistir de forma aún más recalcitrante en el hecho de que la
víctima viajó con el reloj a una zona con unos cuantos husos horarios de
diferencia. Esto, como comprenderán, es totalmente innecesario porque tanto en
el juego como en el propio anime ya existen las pruebas del reloj marcando «mal»
las horas y el pasaporte de la chica con el último país en el que estuvo de viaje,
y es lo que convierte todo lo relacionado con las nuevas pruebas en relleno
barato.
«¡Pero es que no puedes
esperar que todo sea como en los juegos! ¡Es que esto es una ADAPTACIÓN! ¡CABEZA
DE ALCORNOQUE!», se apresurará algún mendrugo a exclamar. Pues bien, el problema
está en que inventarse partes en una serie que no llevan a nada y no introducen
nada nuevo ni profundizan con respecto al material original es lo que hace una
MALA adaptación. ¡Bueno, es que NI SIQUIERA se puede justificar una adaptación
así! Una adaptación puede ser que quitaran, como es lógico, las preguntas de
tutorial y todas las explicaciones; una adaptación puede rebajar el tono de «te
dejamos entrever que esta tía es una zorra» a «qué bonito, rompió con él pero
aún le quiere». Pero lo que NO es adaptación es alterar la trama original,
cambiarla y retorcerla, menos aún cuando a la trama original del juego le
quitas la jugabilidad Y EN ESCENAS TE DA UNA NARRATIVA SÓLIDA. ¡MÁS SÓLIDA
INCLUSO QUE LA ADAPTADA!
«Pero eh», dije, «es solo
el primer capítulo. Ha sido muy meh, no me han gustado esos cambios porque los
veo innecesarios, pero tampoco puedo juzgar así la serie por su primer capítulo».
Y a partir de ahí, tonto de mí, seguí viendo la serie a la espera de mejoras… solo para acabar presenciando cómo el anime
mutilaba el cadáver de la franquicia cuyo nombre había usurpado y bailaba con
su piel aún ensangrentada al son de Adiós caballos.
«¿Me defenderías en un juicio? Me defendería en un juicio».
Pero como suelo decir en
este blog, «a partir de aquí, cuesta abajo». Y del segundo capítulo (y con él
el segundo caso) en adelante veremos cómo lo que iba a ser el anime de Ace Attorney pasa a convertirse en una
sucesión de derrapes y descarrilamientos tan bellos como vergonzosos.
El Caso de las Hermanas, uno de los casos más poderosos del primer
juego y tal vez de la franquicia entera, nos presenta al personaje de Maya Fey,
la hermana menor de la recientemente fallecida Mia, mentora de Phoenix, y un
personaje muy querido por el público tanto por su inocencia como por su
vitalidad, así como la ayuda que nos proporciona en los casos. Sin embargo,
donde Shu Takumi ve inocencia y vitalidad, los perpetradores del anime ven una
loli hiperactiva, cabezahueca y odiosa que no vale ni para dar por culo. Y
donde el Phoenix de los juegos es un héroe literal que ve a la víctima
indefensa de un sistema injusto a la que decide ayudar sin pensarlo dos veces,
el del anime es un cobarde sangrehorchata que intenta zafarse de las plegarias
de ayuda DE LA HERMANA DE SU MENTORA MUERTA y a la que al final decide echar
una mano cuando ve que no queda más remedio. Pero eso sí, ¿a que esto no me lo
defiende nadie con el «es que es una adaptación»?
¿El resto del caso? El
resto del caso va como cabría esperar: Phoenix se encuentra solo con los
testigos clave y las pruebas sin siquiera buscarlas y dejando al botones de la
habitación del hotel como un cameo obligatorio, Edgeworth es un antagonista más
edgy que Sasuke Uchiha y Redd White, último responsable del Incidente DL-6 y
uno de los villanos más amenazadores y poderosos de la saga pese a sus
ridículas pintas (recordemos que es el presidente de una agencia de información
que controla casi desde las sombras el país) queda reducido a un insultante
fantoche que habla en japanglish porque jaja los estereotipos en dos mil puto
dieciséis.
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Repito: estos estereotipos A MEDIADOS DE 2016 |
Pero lo sangrante no es
eso. No, señor. Porque en esto se puede resumir el 75% de este mierdoso anime.
Lo verdaderamente sangrante de este caso, lo auténticamente INSULTANTE es la
forma que tiene este caso de resolverse solo. ¿Se acuerdan de que en el juego
el caso se resuelve cuando el espíritu de Mia le aconseja a Phoenix ir más
allá, «pensar fuera de la caja» para expandir su instinto y así averiguar por
su cuenta la última pieza del rompecabezas que cerraría para siempre el caso y
salvar así tanto su vida como la de Maya? ¿Se acuerdan de qué gran momento era
aquel, el de triunfar por encima de las adversidades y vencer a un villano tan
peligroso como un Redd White que controlaba el juicio y manipulaba las reglas
de principio a fin? Sin duda uno de los momentos más poderosos de la saga y un
clímax memorable, ¿a que sí?
Pues atentos, que esta ha sido la forma de «adaptarlo»
del anime: el espíritu de Mia aparece para darle el consejo a Phoenix como en
el juego. Sin embargo, y sin ningún motivo justificable, la prueba que permite
a Phoenix aceptar el caso NO ES ACEPTADA POR EL TRIBUNAL Y PHOENIX PIERDE.
¡Pero esperen, QUE HAY MÁS! No contentos con eso, la Mia espectral se aparece
ante un triunfante Redd White para chantajearle EN MEDIO DEL JUICIO, DELANTE
DEL JUEZ, DELANTE DEL FISCAL, DELANTE DE TODO EL MUNDO. ¡A CHANTAJEARLE!
¡EXTORSIONARLE HASTA QUE AL HOMBRE NO LE QUEDA MÁS REMEDIO QUE RECHAZAR EL
VEREDICTO Y CONFESAR!
¿Cómo se quedan ustedes?
Porque yo me quedé frío en aquel momento, y eso que eran finales de abril. Mia
Fey, la mentora de Phoenix Wright, la que le enseñó a trabar según unas reglas
éticas en un sistema judicial que penaliza activamente el trabajo de la defensa
jurídica, extorsionando en pleno juicio a un sospechoso hasta que se declare
culpable. No puedo empezar a explicar qué clase de traición es esta, qué clase
de insulto es independientemente si es hacia los juegos o hacia alguien a quien
le pille de nuevas esta serie y no conozca la franquicia de antes.
Este punto es el salto
del tiburón, la muerte de la serie, el insulto supremo y lo que me hizo
detestar este anime. Y no hace falta haber jugado a los juegos para saber por
qué: El Caso de las Hermanas es el
primer gran caso de Phoenix Wright en solitario, literalmente su segundo caso,
un caso en el que se ponen en juego tanto la vida de Maya como el propio
Phoenix, quien debe aprender a valerse por sí mismo en una encrucijada que
determinará su destino. El verdadero inicio de la serie se encuentra aquí, en
el momento en el que el caso se tuerce tanto ante un enemigo capaz de manipular
la ley a su antojo y aun así Phoenix decide hacer lo correcto, aprender de sus
errores y evolucionar, a «pensar fuera de la caja» y depender de sus
habilidades para sobrevivir siguiendo un código moral que le convierte en un
gran abogado que sigue las reglas de un juego que sabe que es injusto y que nadie más se molestaría en seguir.
¿Qué necesidad había de
convertir este momento tan álgido en semejante burla hacia el propio personaje?
Ninguna. Y tampoco se puede excusar mediante ese bulo de la «adaptación». El
caso se resuelve solo meándose en el legado de Mia Fey y convirtiendo al
Phoenix Wright del anime en un pusilánime incapaz de hacer nada porque no ha
aprendido nada porque literalmente a partir de aquí los casos se resuelven
todos sin necesidad de que él apareciera. ¿El motivo de semejante insulto?
Ningún otro que no sea el resultado de que la gentuza tras esta serie de
Phoenix Wright conociera el resumen de la Wikipedia, pues la importancia de
este momento solo puede conocerse de verdad si uno ha jugado a los juegos. Si
no, es un momento vacío, un caso más que se resuelve a sí mismo con Phoenix
llevándose el mérito solo por estar ahí presente.
Tampoco se explica
lógicamente cómo Redd White acaba tan acojonado por el chantaje que acaba
confesando un crimen cuando perfectamente puede irse de rositas con tanta facilidad como el irse de rositas tras el asesinato del que acababa de salir impune hasta ese momento. Tampoco el
invencible Edgeworth exige pruebas del chantaje de Mia ni explica que esas
acusaciones se tendrían que llevar en un caso aparte. Tampoco se explica que el
juez no penalice a la defensa por cometer semejante delito en un tribunal de
justicia. Pero eh, qué más da, a algunos solo les basta con justificar que «ES
QUE ADAPTACIÓN» para evitar pensar ni tener criterio. Total, ya lo vimos en los
comentarios de mi reseña de Kill la Kill con el
tema del «es que la comparas con Gurren
Lagann» por una mención de pasada. Tampoco puedo esperar mucho.
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Alguno de ustedes llegado ya a este punto. Lástima que acabe de empezar. |
Y a partir de aquí la
cuesta aumenta su pendiente con un tercer caso del que no puedo hacer más que
repetir lo dicho. El Caso del Samurái
es básicamente el resultado lógico de los dos anteriores casos: Phoenix Wright
no es más que un secundario dentro de su propia serie, pues no hace nada ni sus
acciones tienen consecuencia en la trama; nuestro abogado novato no pasa de ser
un sujeto pasivo al que las pruebas y los testimonios le vienen solos en un
caso en el que no se juega absolutamente nada y que por tanto no existe nada
parecido a una acción ascendente o un clímax final.
Es más, aquí se puede
notar otro de los mayores problemas que tiene esta serie independientemente de
que sea una adaptación o no, y es que será todo lo anime que quiera pero es
incapaz de no tomarse en serio. Ver un capítulo del anime de Ace Attorney se siente como ver un
capítulo cualquiera de Ley y Orden;
sí, puede que a veces haya personajes exóticos, pero al final del día es una
trama desdibujada, aburrida y penosa que no se puede disfrutar por lo serio y
dramático que es todo. Los juegos originales sabían cómo mantener el tono
acorde a cada situación y los personajes, por alocados y extravagantes que
fueran, sabían expresar emociones según tocara; pero aquí en el anime solo
encontramos dos formas de ser: o personajes estrafalarios o asistentes a un
velatorio. Y eso, amigos, no son personajes, son arquetipos.
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El Caso del Samurái resumido en un gráfico que bien puede valor para cualquier otro capítulo. Agradecimientos a @trolltski por la idea inicial. (AMPLIAR O PASAR A UNA NUEVA PESTAÑA PARA VER) |
El Caso del Adiós sigue en la misma estela que el anterior
añadiendo la sal en la herida de que, si bien El Caso del Samurái era un relleno para descansar de las tensiones
de su predecesor, este ya sería el clímax de toda la temporada, así como lo fue
en el juego original. Por fin se revelaría la verdad tras el Incidente DL-6, el
espíritu de Mia podría descansar en paz y la relación entre Phoenix y Edgeworth
podría dar un paso a mejor… O todo esto, al menos, para alguien a quien le
interesaran cosas como la calidad narrativa, el desarrollo de personajes o esas
patochadas. Nuestra versión anime es entonces un maratoniano vertedero de toda
la exposición que la «adaptación» se saltó en su debido momento, con
descarrilamientos muy locos como la aparición de Grossberg para decir lo que
todos ya sabíamos, un Manfred Von Karma que parece un teleñeco o Larry Butz
suplantando a Edgeworth en una patética pantomima mientras Maya roba pruebas en
la oficina del fiscal. ¡PORQUE SÍ! Pero ya a estas alturas poco puede
sorprender; si ni los propios guionistas dan una mierda por esta serie, ¿por
qué iba a sentir nada yo?
Pero por desgracia, la
serie no terminó ahí, sino que siguió durante doce capítulos más. Y para
celebrar que esta atracción nunca termina, decidieron crear su propio capítulo
de relleno sobre el pasado de Phoenix, Larry y Edgeworth y sobre cómo los tres
eran amigos de la infancia. De hecho, esta fue una de las grandes promesas del
anime y una de las cosas con las que más se llenaban la boca los medios al
respecto, sobre cómo se iba a expandir en el pasado de los tres.
En manos competentes esto
habría sido interesante, y de hecho admito que en su día estuve interesado.
Pero doce capítulos de esta bazofia me demostraron que esta gente es tan
peligrosa con la narrativa que un mono con una pistola. Y todo esto sin comentar
que durante toda la serie se nos había bombardeado continuamente con este
momento como si fuera el punto álgido de la misma: no había caso ni capítulo de
la serie en el que Phoenix desarrollara unos flashbacks muy chungos de cuando
de pequeño le acusaron de haber robado el dinero del almuerzo de un compañero.
Pero cuando digo que tenía flashbacks, no me refiero a uno de vez en cuando o
en momentos oportunos como en el de los juegos, SINO A NIVELES DE TRASTORNO DE
ESTRÉS POSTRAUMÁTICO.
En cuanto a lo demás de
este vil rellenuto tenemos a un Edgeworth vestido de Conan Edogawa haciendo de Repelente Niño Vicente hasta que su padre muere, es
adoptado por Manfred Von Dalas Von Karma con fular y conoce a una loli
que supuestamente es Franziska Von Karma de pequeña. SUPUESTAMENTE.
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Tienes problemas, Japón. Tienes muy serios problemas. |
A partir de aquí empieza
lo que viene a ser la segunda mitad del anime, correspondiente al segundo
juego, Justice For All. Y sí, han
oído bien, empezamos directamente ya en los eventos del segundo juego. ¿Alzarse de las cenizas? ¿Qué es eso? ¿Se
come?
No, ahora en serio, el
hecho de que se hayan saltado Alzarse de
las cenizas, el último caso canónico del primer juego es algo DE AGRADECER
en retrospectiva. ¿O es que quieren ver uno de los mejores casos de toda la
franquicia convertido en una triste autoparodia? Si total, del segundo juego
también se saltaron el primer caso, El
Caso Perdido, algo que podrían haber metido y adaptado (ahora sí)
perfectamente como un caso ligerito. Pero eh, menos trabajo para mí.
La segunda parte del
anime, la fase de Justice For All,
comienza en el segundo nivel, Reunión y
Caso, y realmente de esto más todo lo que venga a continuación no podría decir mucho sin
repetir hasta la saciedad lo que ya he expuesto arriba, pues esta segunda mitad
no es más que una gratuita repetición del esquema de la primera: Phoenix Wright
es un sujeto paciente al que las pruebas, testimonios y soluciones le vienen
solos, los episodios son un monstruo de Frankenstein entre la trama original y
las ideas descabelladas de unos señores incapaces de pensar sin cagarse encima,
el tono de la serie es totalmente esquizofrénico y los personajes no son más
que una triste sombra de lo que alguna vez pensó Shu Takumi que eran.
Pero sin duda el detalle
más obsceno de esta segunda parte que verdaderamente expone la incapacidad
creativa de la gente de esta serie es el hecho de que todo lo relacionado a la
Matagama desaparece. La Matagama, si lo recordarán, era el artefacto que
permitía ver a Phoenix las «verdades ocultas» de la gente en la forma de
psicocandados que solo podrían romperse con las pruebas necesarias. Si bien era
un elemento jugable, también era importante narrativamente (en especial durante
los eventos del último caso) y en absoluto sería difícil de animar ni dibujar
una cadena etérea de mentiras y medias verdades, algo que para cualquiera sería
impensable de olvidar, ¿verdad? Pero claro, la gente tras la serie no son unos
cualesquiera, sino incompetentes de primera. Y ante la pereza de trabajar con
elementos tan imprescindibles como estos, ¿qué mejor que cambiar los tensos interrogatorios
de la Matagama por que al testigo de turno se le escapara en forma de lapsus
toda la verdad como si le hubiera dado un repentino caso de síndrome de
Tourette? ¡Total, si lo llevan haciendo desde el principio!
¡Toda una Master Class de
adaptación y mimo por parte de A-1 Pictures!
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¡Manfred von Dalas, el fiscal que bloquea todos tus argumentos! |
Y no podemos terminar sin
antes mencionar las cabeceras y las secuencias de créditos. Porque ¡qué
cabeceras! ¡Qué secuencias de créditos! ¡La crème de la crème de lo genérico y
del no pillar de qué va el asunto! ¡Cualquier cliché de opening de anime shonen
pasado de rosca está aquí! ¡Cualquier simbolismo barato mal hecho vive Dios que
te lo restregarán por la cara! ¡Cualquier canción mediocre que no pegue ni con
cola será escuchada!
ADORO cómo alguien puede
desperdiciar un lienzo creativo tan grande como una cabecera de anime en una
serie de una franquicia que puede presumir de inteligente. ME ENCANTA cómo en
una época en la que tenemos series que se matan por ser auténticos portentos audiovisuales y narrativos ya en sus secuencias de apertura haya alguien que prefiera no
esforzarse y abrazar la mediocridad. AMO que ante todos los simbolismos y
referencias que se pueden meter basándose uno en la franquicia Ace Attorney alguien haya decidido meter
girasoles como único elemento simbólico porque fue con lo que soñó la última
vez que esnifó una botella de Super Glue entera antes de la tormenta de ideas
de qué meter en el opening.
Maravilloso todo.
Muy
mágico.
Excelsamente eroticofestivo.
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Por el amor de esa mujeeeer Somos dos hombres con un Mismo destinoooo... |
En resumen: Gyakuten Saiban: Sono «Shinjitsu», Igiari!
es un ejemplo perfecto de cómo NO hacer un anime. Y no me refiero a adaptar un
juego (que TAMBIÉN), sino a cómo no llevar una trama, cómo no insultar a tu
audiencia, cómo no dibujar una serie de animación y mucho menos animarla, cómo
no dejarse llevar por la pereza y la mediocridad y cómo no fabricar un producto
derivado de una franquicia sin haberse informado uno en plena era de la
información.
Esta serie no es una
serie, es un delito, un crimen cometido con nocturnidad, dolo y alevosía, un
despropósito mal hecho con toda la seriedad (valga la redundancia) del mundo y
sin ánimo de ironía o autocrítica.
¿El veredicto? Está muy
claro.