«Una
mentira repetida mil veces se convierte en verdad»
Joseph
Goebbels.
Si en mi primera entrada ya dije que una de las cosas que más detestaba era la
soberbia, aquí les indico otro rasgo humano que también es muy especial para
mí, sobre todo porque me da risapena: la demagogia, en especial toda la
relacionada con el victimismo. ¿Y por qué risapena? Porque me parece a mí que
es la respuesta emocional más apropiada ante un acto tan patético como es el
intentar dar penita de gratis, porque sí, sobre todo si es para poner a alguien
en contra de algo en lo que uno mismo es el propio responsable. Conociendo este
dato, no es de extrañar que estos últimos días realmente me lo haya pasado como
un enano a causa de todo el problema del cierre de las cadenas de televisión.
Como ya todos ustedes sabrán, este mismo día 6 de mayo varios de los
canales de TDT más conocidos en España, de entre los que destacan La Sexta 3,
La Siete, La Nueve, Xplora y Nitro, han tenido que echar el cierre,
supuestamente, por orden directa del Gobierno. Obviamente, la respuesta de la
gente no se hizo esperar e, instigada por algunas de las cadenas principales a
la que corresponden, en especial Telecinco y La Sexta, se inició un auténtico
Festival de la Falacia y la Demagogia™ de padre y
muy señor mío. Diría casi que hasta «ardieron
las redes sociales», pero no
lo voy a decir oficialmente porque no tengo retraso mental.
Realmente sí, sería un atropello que un gobierno, fuese el que fuese
decidiera arbitrariamente cerrar una serie de canales de televisión for the evulz y jodiendo a muchísima gente por el camino, desde
trabajadores hasta espectadores, ya que esos aparatitos del TDT no nos han
caído del cielo precisamente. ¿Pero y si les dijera que el cierre de estas
cadenas se debe a que fueron obtenidas de un modo irregular y que llevan
operando todos estos años de forma poco menos que ilegal? ¿O que el cierre se
debe no a una orden directa del Gobierno sino a una sentencia del Tribunal
Supremo? ¿A que la cosa cambia mucho?
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Típico político que cierra canales de televisión porque sí. |
Pues sí, amigos. Según un reportaje que publicó Vertele.com en abril, el Gobierno de Zapatero
concedió en 2010 las licencias de emisión a todas estas cadenas saltándose a la
torera el concurso público pertinente, tal y como obligaba a hacer la recién
estrenada por aquel entonces Ley Audiovisual, por lo que estamos ante un claro
caso de que la Justicia sólo está haciendo su trabajo en base a unas normas del
todo legales y, valga la redundancia, justas. ¿Qué jode quedarse sin canales?
Sí. Pero si esta gente lo hubiera hecho bien desde el principio, no tendríamos
estos problemas.
De hecho, me ha llamado la
atención un dato curioso, y es que la empresa denunciante de esto,
Infraestructuras y Gestión 2002, en una entrevista también de este mismo medio, es sospechosa de tener en su
haber canales de teletienda, tarot y otros en los que sólo emiten sudamericanadas, por lo
que no es de extrañar que el motivo tras esta lucha judicial contra las nueve
cadenas afectadas sea eliminarlas para robar esa audiencia o simplemente por
pura envidia o ganas de entrar en el reparto de las cadenas (no, esta vez NO es
una falacia ad hominem porque el motivo sería del todo lógico y además todo esto es una
teoría, ojo). Pero sea como fuere, la ley es la ley, no están pagando justos
por pecadores, y me refiero tanto a los propios canales como a los funcionarios
que otorgaron las concesiones sin someterlas al concurso.
Por su parte, las cadenas y las empresas propietarias, en lugar de
entonar el mea culpa, decidieron actuar con el mismo butthurt que un niño rata en el Call of Duty o un youtuber cuando le critican: montar un escándalo padre y echar balones fuera
mientras actúa con el mayor de los victimismos para formar un pequeño ejército
de seguidores que le defiendan. Ya desde el día en que se hizo pública la
sentencia de marras hasta el mismísimo final, los canales afectados, en un
alarde de moral publicitaria y ética tanto periodística como empresarial, así
como de una excelsa educación y respeto por su público, comenzaron una serie de
campañas publicitarias para manipular a la población con anuncios que rozaban
la irregularidad por las cantidades de desinformación que contenían,
demostrando una vez más que Autocontrol y las
chuminadas de ese estilo no sirven absolutamente para nada.
La primera de estas dos grandes campañas es la de Atresmedia, propietaria tanto de Antena 3 como de La Sexta. Su
estrategia fue lanzar una serie de anuncios con gente súper apenadísima
comentando cosas fuera de contexto para luego sacar un último anuncio diciendo
que «esto es lo que nos imponen» para
finalizar con un autoensalzamiento épico a lo «nos
la suda, tenemos más canales». Ya de entrada, para ser sinceros, la cosa no está
demasiado mal, ya que lógicamente es una empresa, no van a decir «como somos unos chanchulleros, el juez nos ha palmado tres
canales», y de entre los dos, dentro de lo que cabe, es el menos victimista a
pesar de ese ambiguo «esto es lo que nos imponen», pero sigue siendo un mensaje
destinado a confundir a la población en contra de un enemigo poderoso que le «impone»
algo a la compañía y que no gusta nada a sus seguidores.
Pero la guinda sobre el pastel de la mierda
se encuentra en la otra cara de la moneda, en la campaña de Telecinco, el trágico
anuncio del literal atropello a la cadena. Vean, vean, que la cosa no tiene
desperdicio.
La primera vez que vi este anuncio me reí tanto que me quedé hasta
afónico medio día; es de esas cosas tan demagógicas y con uso de la tragedia
tan exagerado y esquizofrénico que a la fuerza hacen más gracia que otra cosa.
El poochie de Energy dando un PUÑETAZO contra un mueble, Telecinco Clooney
mirando su Nokia de hace veinte años con auténtica desesperación… y esas palabras: «ENTRE TODOS
LAS MATARON». OLE OLE EL SIETE DE LA DEMAGOGIA.
«Entre todos»: ustedes, yo, la vecina del
quinto y su perrete gritón, TO-DOS. España entera se ha sumado al asesinato de
la pobre esposa y la pobre hija de Telecinco Clooney. Por orden del Gobierno y el apoyo del
pueblo, un coche de la policía secreta ha arramblado con las pobres muchachas.
¡Porque sí! Vamos, que esto no sucede ni en La Noche de las Bestias.
Ah, y lo mejor de todo es que ahora Audi les ha llamado la atención a los de Telecinco por el uso inadecuado de su marca en el
anuncio, que a saber cómo acaba eso. Ya esto no lo supera en risas ni toda la
época buena de Cruz y Raya. Sí,
fui fan de José Mota Y NO ME ARREPIENTO.
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«Ay, que me han metido en el trullo por atropellar a la Familia Telecinco». |
No obstante, a pesar de todo este deplorable
espectáculo por parte de los canales y sus propietarios, la reacción más penosa
y desproporcionada fue la que se organizó en internet, con fiesta de la
hipocresía y la doble moral incluida.
Ya para empezar, hay que tener en
cuenta que internet es un sitio que te da carta blanca para ser todo lo
mongólico que quieras sin consecuencias generalmente, por lo que este tipo de
comportamientos es del todo esperable, empezando por el que desea que Telecinco
hubiese claudicado entera (muy lógico todo ahí: defender dos canales de
Telecinco deseando que toda la cadena sin excepción cierre) y terminando por el
que achaca esta polémica a que el Gobierno ha cerrado estos canales por quitar
libertades así al buen tuntún, «poke hun
puevlo hincultibado hez mas fasil de kontrolar xd», pasando, cómo no, por la típica petición chorra
de ese grupete de paladines interneteros que es Change.org. Pero estamos
hablando de una serie de cosas que, para empezar, no tienen ningún sentido.
Bueno, menos todavía, así que mejor vamos a ir analizándolas.
Comenzamos con un pequeño repaso de los canales que han ido quitando, al
menos los cinco que más parece que afectan a la gente:
-La Siete y La Nueve no eran más que un vertedero en el que Telecinco
echaba ahí sus cosas más viejunas (o todo lo que no superara los estándares de
Factoría de Ficción en temas de programas de segunda o meter refritos hasta la
saciedad) a la espera de poder arañar algo de audiencia.
-Nitro: Ídem que con sus homólogos de Telecinco. Empezó como «el canal de la testosterona» y acabó poniendo refritos de El Equipo A y El coche fantástico.
-Xplora: ese canal CULTURAL que parecía que todo el mundo lo
adoraba no era más que un sitio en el que echaban documentales y realities de
la talla de Cuerpos Embarazosos (un
programa que consistía en mostrar deformidades, gangrenas y otras
asquerosidades médicas), Mi extraña
obsesión (un reality que iba de gente que estaba, a falta de un término
mejor, loca), Cazadores de cocodrilos
(unos rednecks cazando cocodrilos en los Everglades) y otros CHOUS que iban,
básicamente, de unos vividores que, como no valen para trabajar, se dedican a
enriquecerse a costa de trastos que la gente se dejaba abandonados en almacenes
de alquiler. TELEVISIÓN DE CALIDAD.
-La Sexta 3, el canal de los cinéfilos de pacotilla. ¿Se acuerdan de
los «seriéfilos»,
aquellos entendidillos del mundo de la televisión que no valían ni para dar por
culo? Pues éste era el canal favorito de los «seriéfilos del cine», o sea, los
entendidillos, los que se creían especiales por ver peliculitas aunque no las
entendieran (que no los cinéfilos auténticos, vaya). Con una selección de
películas mediocre y una repetición de programas bestial, La Sexta 3 echaba
tremendos bodrios acompañados de alguna cosa «DE CULTO» (principalmente
películas de Woody Allen, algún western y poco más) y de vez en cuando algo «friki»
para que la chavalada supiera que iban a la moda. En resumen: nada de valor se
pierde.
Como ven, estos canales por los que todo el
mundo llora no son más que otro reflejo de lo mal que anda la televisión en
España, con bodrios cargados de morbosidad o tonterías pretenciosas que hacían
que la gente se sintiera culta. Pero sí, qué sería de nuestras vidas sin
nuestros programas de gañanes enriqueciéndose por embargos o de paletos cazando
bichos. Porque como no tenemos internet ni nada para verlos… ¡Menos mal
que al fascista de Rajoy no se le ha ocurrido tocarnos a Cuatro ni a su inamovible Alerta Cobra, porque si no HABRÍA HABIDO SANGRE!
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«Podrán quitarnos la vida, pero jamás podrán quitarnos... CUERPOS EMBARAZOSOS». |
Como no podía ser de otra forma tampoco, no
faltó el de la hipogresía de turno. Ya saben, el típico propagandista de medio
pelo que utiliza todo lo que sea medianamente polémico contra el Gobierno de
turno retorciéndolo de la forma más conveniente posible para su causa de cara a
toda esa gente que prefiere tragárselo todo que realizar una breve búsqueda en internet para saber si eso es verdad o no dando lugar a un doble rasero apabullante, desde lo
que ya comenté antes de defender dos canales de Telecinco deseando que cayera
la cadena entera hasta maldecir al Gobierno mientras dicen que la ley no funciona cuando es justo todo lo contrario, que se
está haciendo cumplir. Pero mi muestra favorita de auténtico trastorno bipolar es, sin lugar a dudas, el simple hecho de que alguien se deje engañar tanto por
los anuncios del cierre de los canales o los bocachanclas de turno poniéndose
en un bando totalmente erróneo para después, en otra ocasión, ir maldiciendo
por ahí la manipulación de los medios de comunicación.
Y es una de mis cosas favoritas de este Festival de
la Falacia y la Demagogia™ justo porque es estar equivocado por
estar equivocado, independientemente de si es por pereza o tontunez. Yo antes
de hacer esta entrada ni sabía qué temas tocar ni cómo expresarlo porque no
sabía nada del tema, pero tras una búsqueda que no me ha llevado más de diez
segundos, repito, NO ME HA LLEVADO MÁS DE DIEZ SEGUNDOS, he llegado a
documentarme lo suficiente como para poder hablar del tema bien e ir más allá
como con la mención de esa empresa sospechosa detrás del cierre de estos
canales. Si una persona es capaz de encontrar este tipo de cosas sin que por
ello entre en peligro el «perder su
tiempo», ¿qué está haciendo toda esta gente que se ha unido poco menos que a un
linchamiento verbal contra una Administración que sólo ha hecho su trabajo?
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Odia a los medios de comunicación «porque manipulan». Se traga en Twitter que el Gobierno está cerrando las cadenas porque sí. |
Ya para terminar, hay un aspecto que me encantaría mencionar, y es la desproporcionalidad de la reacción popular ante esto, con toda
esta gente llevándose las manos a la cabeza y actuando como si fuera el fin del
mundo ante algo que tiene una solución tan clara como sencilla y lógica: verlo
en internet.
Es que es de cajón: un cierre de cadenas
hace diez o veinte años sí habría sido poco menos que una hecatombe para la
audiencia, pero hoy en día con un internet en el que todo está en línea, lo más
práctico es ir a verlo todo en el ordenador y ya, que es cada vez más hacia
donde vamos dirigidos, precisamente. A mí el cierre de los canales de TDT no me
afecta en absoluto y mi opinión es indiferente al respecto porque yo apenas veo
la televisión, porque hace años me pasé a un internet en el que puedo ver todos
los contenidos que yo quiera en el horario que a mí me dé la gana y sin cortes
publicitarios. Y si yo puedo hacerlo, cualquiera puede adaptarse al cambio.
Pero no, es más sencillo quedarse de brazos cruzados clamando al cielo y
maldiciendo por internet el que no se puedan ver contenidos televisivos en otra
plataforma que no sea la televisión.
Y sí, sé que habrá gente que prefiera ver
las cosas por televisión en vez de por el ordenador, pero es que es lo que
toca, así que o es eso, o es comprarse un adaptador para que el televisor refleje
los contenidos del ordenador; no hay más, negarse es tan absurdo como inútil.
Es como si alguien se quedase sin casa por algún motivo, tiene un vecino que le
presta la suya y el primer individuo se niega «porque no da tanto el sol como
en mi parcela y a mí es que me gusta broncearme». Es más, es que canales como Xplora seguirán emitiendo aunque sea online.
Sea como fuere, estas polémicas acabarán siendo olvidadas junto con esta última gran muestra de hipocresía y estupidez humana que tanto me ha entretenido durante toda la semana. Pero no me apeno en absoluto, pues ya estoy a la espera del siguiente Festival de la Falacia y la Demagogia™, a ver si es tan hilarante y jocoso como éste. Seguiremos informando.